

La Plata, 22 Abr (Por InfoGEI).-La ceremonia contó con la participación de numerosos fieles y referentes de la vida política y social, entre ellos la vicepresidenta Victoria Villarruel, el diputado Leandro Santoro, la legisladora María Eugenia Vidal y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. También estuvieron presentes obispos auxiliares, sacerdotes porteños y miembros de la comunidad parroquial.
En su homilía, García Cuerva expresó: “Hoy despedimos al padre de todos, al Papa de los argentinos. Nos acercamos a esta iglesia como una familia que vuelve a la casa paterna para darle el último adiós. Aquí, en este barrio de su infancia, donde todo comenzó, volvemos con el corazón atravesado por la tristeza, pero también con la esperanza que él siempre supo transmitir”.
El arzobispo recordó que Francisco “nos enseñó que Dios nos ama sin medida, que siempre perdona y que somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”. Destacó que su papado fue un faro de luz, aun en tiempos de oscuridad, y subrayó que “aunque en el alma hay noche, también comienza a amanecer. Porque no perdemos la fe en el reencuentro”.
García Cuerva también evocó el compromiso del Papa con los temas urgentes de la sociedad, señalando que “no evitó los conflictos, los visibilizó, propuso caminos de diálogo, denunció la indiferencia hacia los más débiles y nos habló del cuidado del planeta y de los excluidos”.
Sobre los jóvenes
El Cardenal dijo que “Francisco los animó a soñar en grande, a no quedarse en lo pequeño, a transformar el mundo con alegría y fe. Fue el Papa de la esperanza y de la sonrisa, que nos pidió no vivir con cara de vinagre, sino con la alegría del Evangelio”.
Llamado a los argentinos
Por último, García Cuerva hizo un llamado al pueblo argentino a honrar su memoria practicando la unidad: “Hoy, más que nunca, tenemos que vivir el legado de Francisco. Eso significa tender puentes, escucharnos, tratarnos con respeto. Más allá de las diferencias, en el día que despedimos al padre, que podamos darnos la mano. Él nos habló de una revolución de la ternura, y eso es lo que necesitamos como país”.
Cabe destacar que Bergoglio, ya como sacerdote, volvió en numerosas ocasiones a esta parroquia para acompañar las celebraciones de Semana Santa y estar cerca de la comunidad que lo vio crecer. (InfoGEI)Jd